Estamos
asistiendo todos estos años al manejo de vocabulario desconocido, todos los
años sale una palabra que se pone de moda, la repetimos hasta la saciedad en
boca de los políticos y medios de comunicación, ahora toca la descarbonización.
El concepto
de descarbonización es muy amplio y muy problemático. La industria sabe que
hacerlo cuesta mucho dinero y muchos son conscientes que en años no gastaron un
euro en modernización industrial. Solo tenemos que mirar nuestra región Asturiana y como están esas empresas
intensivas, cerrando, contaminando el agua, el ambiente con sus emisiones.
Siempre les salió más económico pagar una multa que modernizarse
tecnológicamente.
Pero como
en estos momentos estamos inmersos en una nueva revolución, el cambio se
producirá si o sí, el sistema parece que no aguanta más sin realizar esa
palabra mágica denominada “descarbonización”.
El
hidrógeno es el elemento químico más abundante de la naturaleza. Su demanda se
ha triplicado como combustible, es una fuente de energía limpia que solo emite
vapor de agua y no deja residuos en el aire, a diferencia de los combustibles
fósiles.
Este gas la
humanidad lo lleva empleando desde principios del siglo XIX para coches,
dirigibles o naves espaciales. En 2030 se quieren alcanzar unos objetivos
ambiciosos de descarbonización y con ello también se conseguirá abaratar su
producción un 50%, según previsiones del
Consejo Mundial del Hidrógeno.
El
automóvil de hidrógeno tiene ventajas importantes sobre los vehículos eléctricos en la automoción, simplemente por
ser un sistema de recarga muy parecido
al combustible actual. Su control por
los estados en conceptos de recaudación de impuestos es mucho más
sencillo que con el eléctrico, es decir, es más cuantificable y medible, cosa
que a los estados les importa mucho. Al mismo tiempo la inversión de las
estaciones de producción y recarga la realizan empresas privadas y la red
eléctrica la tendría que pagar el estado, cosa que con países casi quebrados
será imposible. Por estos motivos y algunos más, será un sistema energético que
tendrá mucho recorrido, solo tenemos que ver las grandes inversiones que
realizan en el mismo las grandes compañías energéticas.
El
hidrógeno es un combustible universal, ligero y muy reactivo, para conseguirlo
se necesita realizar un proceso químico muy conocido al que llamamos
electrólisis. Este método utiliza la corriente eléctrica para separar el
hidrógeno del oxigeno que hay en el agua, si encima esa electricidad la
generamos con fuentes de energías renovables, producimos energía sin emitir
dióxido de carbono a la atmósfera, el cambio ya sería importante para nuestro
hábitat.
Este
procedimiento de generar hidrógeno verde ahorraría los 830 millones de
toneladas de CO2 que se originan cuando este gas se produce mediante
combustibles fósiles.
La
obtención del hidrógeno verde por electrólisis a partir de fuentes renovables
consiste en la descomposición de las moléculas de agua( H2o) en
oxigeno ( O2) e hidrógeno ( H2)
·
. El agua
utilizada para la electrólisis debe contener sales y
minerales para conducir la electricidad.
·
Dos electrodos
sumergidos en el agua y
conectados a una fuente de alimentación aplican una corriente continua.
·
La disociación del hidrógeno y el oxígeno se produce cuando los
electrodos atraen para sí a los iones de carga
opuesta.
· Durante la
electrólisis se produce una reacción
oxidación-reducción por efecto de la electricidad.
El hidrógeno tiene unas virtudes
y también defectos. Las virtudes son; 100% sostenible; almacenable; versátil;
transportable. Los defectos son; la seguridad, mayor gasto energético; coste si
no depende de energías limpias.
Nuestra nación es dependiente de combustibles externos,
deberíamos aprovechar esta gran oportunidad que nos brinda la tecnología y el
cambio, para invertir en estas formas de
nueva y limpias de generar energía. El transporte público, las grandes
ciudades, el transporte convencional y la población lo agradeceríamos mucho.
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