Desde que
estallo el tema del COVID 19, la
sociedad se ha vuelto un poco intranquila, acelerada y confusa, debido a que
gran parte de la sociedad mete en el mismo saco, a las bacterias, virus y hongos
y ninguna familia de estas es igual, ni tiene igual tratamiento.
No todo sirve para todos, los virus no se
combaten con medicamentos. Para comenzar, tendremos que conocer que es cada cosa, muchas
veces esa desinformación viene dada por la prensa o medios de comunicación ,
que si cumplieran con el cometido de informar y no de politiqueos, igual nos iría
a toda la sociedad mucho mejor.
la prensa debería de darse cuenta que puede
ser uno de los mejores medios para educar y concienciar, si los artículos están
apoyados por investigadores científicos o médicos de relevancia y no por los
intereses de los posibles gobiernos de turno, que suelen ser quien los
subvenciona con cantidades ingentes de dinero, solo para tapar sus mierdas.
Un virus es un agente infeccioso intracelular, que puede ser o no un patógeno y que tiene la capacidad de
infectar, de replicarse y de adaptarse, aunque no siempre causa enfermedades”,
describe José Antonio López,
profesor titular de Microbiología en el Departamento de Biología Molecular de la Universidad
Autónoma de Madrid y del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa.
Los virus necesitan huéspedes vivos para poder multiplicarse y sobrevivir,
no tienen mecanismos propios, las bacterias sobreviven ellas solas, tienen la capacidad de
reproducirse y el problema surge cuando
son patógenas.
Por su parte, las
bacterias son organismos procariotas, es decir, que no tienen núcleo verdadero. “Muchas de
ellas suelen localizarse en ciertas partes del cuerpo humano, llamándose flora
saprofita, que comprende diferentes tipos de microorganismos según el lugar
donde se encuentren”, tal y como explica María Tomas, del Servicio de Microbiología del
Hospital La Coruña y vocal de la Sociedad
Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc). Las condiciones
medioambientales, “como la dieta, las condiciones sanitarias, la polución del
aire y los hábitos higiénicos, influyen en el desarrollo de las especies que
constituyen la flora saprófita de un individuo”.
Las bacterias rodean nuestro cuerpo y conviven a diario
con nosotros, no necesitan infectar una célula, si entran en nuestro organismo se
dividen, producen toxinas, o colonizan tejidos, los expertos comentan que tenemos
aproximadamente dos kilos de bacterias en nuestro cuerpo. Y podríamos decir que
nuestro cuerpo necesita esas bacterias para funcionar. Muy distinto es el virus,
que en ningún caso son beneficiosos para el organismo.
Estos microorganismo, los virus, son capaces de
replicarse y su tamaño no tiene que ver
con el de las bacterias, para visualizar el virus necesitamos microscopia electrónica avanzada
Estas anotaciones de los expertos, demuestran que no
podemos generar modas a lo loco, en utilización de productos no homologados por
las normativas mundiales de salud. Hoy vemos en todos los escaparates miles de marcas
y productos para el COVID, pero nadie se para a leer las etiquetas o registros sanitarios
de las mismas, es decir, todo vale para matar al bicho y no es así. Si lo
hacemos de esa manera la contaminación se
disparara y no seremos eficientes en la lucha por acabar con algo que nos daña la vida.
Los viricidas no son bactericidas, por estos motivos
tenemos que tener claro que queremos eliminar. Solo están autorizados y
registrados en España los productos viricidas que han demostrado eficacia frente al virus atendiendo a la norma
UNE-EN 14476, evalúa la capacidad viricida de los antisépticos y desinfectantes
químicos, que se encuentran en el listado de viricidas para uso ambiental TP2 y
alimentaria TP4 y en el uso de higiene
humana TP1.
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