Las últimas
declaraciones del presidente de Toyota encienden la alarma en los fabricantes
de automóviles, provocando un caos, debido a sus declaraciones, contrarias a toda la tecnología que ellos
mismos han desarrollado en los vehículos híbridos, siendo pioneros y nº1 en su
segmento.
Pero es
interesante analizar de forma consciente sus declaraciones al ser el segundo
fabricante mundial de automóviles, no faltas de razones, puede ser que como son
pioneros, su experiencia les ayude a razonar y mirar de forma diferente al
resto de competidores, pararse un
momento a pensar lo que se está
haciendo en el sector o como se está desarrollando.
El presidente
“Aki Toyoda”, pronuncia con valor, lo que muchos saben y se callan, que el vehículo
eléctrico está sobrevalorado y que vamos muy rápido en conseguir cambios
estructurales en el sector, que dañaran muchos puestos de trabajo, el
medioambiente incluido, aunque no guste
escucharlo, es totalmente cierto en mi humilde opinión, desde un punto
simplemente técnico e industrial.
Su punto de
vista técnico choca con lo que venden los políticos a nivel mundial, los cuales
tienen siempre otros intereses diferentes a los industriales o a los sociales,
es lógico, en cientos de años no se han preocupado de legislar una industria no
contaminante y ahora lo quieren hacer todo de golpe, es decir una
descarbonización exprés. Pero eso va ser muy difícil, debido a la obsolescencia
empresarial y energética que nos acompaña actualmente.
Desde su
visión, considera que no se está
considerando las emisiones de CO2 producidas por la generación de energía eléctrica, advierte también de que Japón se quedaría
sin electricidad en el verano, si todos los coches funcionaran con
electricidad. Otro dato espectacular es la suma de dinero necesaria para inversiones, que tendría que realizar el país,
en mejora de sus estructuras actuales, situándolo entre 110 mil millones/292mil
millones.
Muchos fabricantes
parecen desconocer la realidad actual, existe una inmensa red de fabricantes de componentes
paralelos para los vehículos actuales, que generan millones de empleos y que
sus estructuras empresariales no se podrán
cambiar del día a la noche.
La fabricación
de un vehículo de esta tecnología, necesita un 40% menos de recambio, sus
componentes son más duraderos y resistentes, debido a los menores desgastes por
rozamiento, se eliminan los sistemas de engrase o lubrificación de los motores,
cajas de cambio , por lo consiguiente la industria del petróleo también se resentirá,
las reparaciones de los vehículos serán menores y los mantenimientos de los vehículos
se reducen al mínimo, las inversiones en maquinaria y conocimiento técnico serán
mucho más elevadas, donde muchas pequeñas y medianas empresas no podrán soportar
las inversiones tecnológicas que se necesitan para las reparaciones, llevando a
una reducción importante de la mano de obra actual, consiguiendo convertir esta
descarbonización en una nueva pandemia mundial, de deterioro de puestos de
trabajo, la pregunta del millón, en donde vamos generar puestos de trabajo en una
sociedad cada vez más robotizada ,más tecnificada y donde casi toda la inversión va dirigida al móvil y al ocio electrónico.
Todos los países
crecen por la utilización de mano de obra de las personas, es decir fabricas
que manufacturan y necesitan manos. Hoy en día parece ser que nos quieren hacer
creer, que desde una aplicación de móvil se puede reparar todo o crear todo y
no es así, si no existe manufactura, la sociedad cada día estará más
empobrecida, solo tenemos que ver el momento actual.
Al sector
de la automoción le está pasando como a los bancos, se unifican queriendo limitar con esas maniobras la competencia y caminando hacia monopolios, con
propuestas desmesuradas en precios de vehículos, que nadie podrá adquirir. Todos los segmentos de coches tienen un
mercado y una utilidad. Les pasa eso porque no entienden los cambios sociales,
nosotros antes adquiríamos lo que ellos nos proponían en diseños, modelos y
precios, ahora la democratización de la producción con la utilización de las
nuevas tecnologías, adquiriremos lo que nosotros queramos. Por eso cada día los grandes fabricantes tendrán
más competidores en el mercado, y la diversificación de modelos, precios, sistemas
y energías será muy amplia, por fin nos ha llegado la democratización industrial,
si giramos la cabeza lo veremos en China y no solo con Tesla.
Pero
volviendo al tema del automóvil eléctrico, no todo es oro, la tecnología eléctrica
tiene mucho problema, no solo social, también ambiental, perjudicial para la
salud y para las estructuras sociales. Es simple, todos los vehículos emiten
siempre, ya sean gases, calor o partículas, ningún sistema energético al día de
hoy es 100% limpio. Para convertir una energía en movimiento hay que someterla
a un proceso de transformación y de momento no hemos construidos maquinas
perfectas.
Uno de los
grandes problemas es que siempre que exista un componente eléctrico, o una alta
tecnología, parejo van las ondas electromagnéticas. Estas emisiones electromagnéticas
en dosis bajas no perjudican, pero si aumentamos esas dosis, podemos interferir
en el funcionamiento de otros dispositivos electrónicos. Podríamos decir, que
si un coche eléctrico se pasa de emisiones podría interferir con el alumbrado
público, los semáforos, radares, teléfonos o incluso desviar otros vehículos.
Por eso se
tienen que regir por la noramtiva EVE R10 que les obliga a testar los coches en
la “cámara semianecoica”, los coches se colocan sobre rodillos y deben girar a
determinadas velocidades mientras se someten a radiaciones entre 20MHz y 20GHz,
otra cosa es que esos datos sean públicos y transparentes, como siempre.
En otro
punto se encuentran las Baterías, su duración y su vejez, como las vamos
reutilizar o reciclar, cuál va ser su aprovechamiento cuando se deterioren. Pero
eso si los políticos solo hablan de descarbonizar, pero no se están preocupando
de la cantidad de materia prima
finita de nuestro planeta, que
se necesita para la fabricación de toda esta tecnología, y ese material una vez
extraído, la tierra no lo renovara, no siendo que lo traigamos de otros
planetas.
Descarbonizar
si, pero asesorados por todos los ámbitos
técnicos, políticos, expertos, empresa e instituciones sociales, no por simple
opiniones personales de los dirigentes, que cada vez que realizan acuerdos ambientales, nunca los cumplen, pero siempre los paga la sociedad.
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